Estos días hemos estado visitando recursos que pueden ser susceptibles de ser explotados turísticamente, antes de evaluar hemos querido compartir con nuestros lectores este resumen que hemos hecho tras la lectura del capítulo que lleva este mismo título del libro «Un nou turisme per a un nou escenari» que tan amablemente compartió nuestro CO. el profesor Donaire y dice así:
El paisaje es el resultado de la interacción entre la sociedad y la cultura que habita un lugar. Está cargado de significados, evoca recuerdos y despierta sensaciones estéticas, sensoriales y emocionales que influyen directamente en nuestro bienestar. Según el Observatorio del Paisaje de Cataluña, para 2025 el paisaje se considera cualquier parte del territorio que pueda representar valores específicos para una comunidad, ya sea urbano, rural, degradado o de calidad.
El turismo, en su esencia, consiste en viajar por ocio a espacios que, aunque cotidianos para algunos, tienen significados culturales compartidos. Sin embargo, es fundamental superar la falsa asociación entre paisaje de calidad y paisaje escénico o simplemente “bonito”. El paisaje va más allá de los espacios naturales: su gestión y planificación requieren de nuevas estrategias. Reconocer y activar sus valores se está convirtiendo en un campo de trabajo clave y prometedor en el turismo, ofreciendo una oportunidad para definir estrategias innovadoras que potencien la singularidad de cada lugar.
El paisaje ya no tiene una connotación exclusivamente estética; cada vez más se percibe como un bien común, un recurso patrimonial y un activo para el desarrollo económico y turístico. Los valores del paisaje facilitan las estrategias de diferenciación, no para competir, sino para interactuar y complementar otras iniciativas. Esto es esencial en un contexto de globalización, donde los valores locales permiten ofrecer experiencias únicas y auténticas.
Hacia un modelo turístico basado en los valores del paisaje
Es necesario distinguir los diferentes tipos de valores del paisaje:
- Valores naturales: relacionados con la calidad del medio natural.
- Valores estéticos: vinculados a la capacidad de un paisaje para emocionar o transmitir belleza.
- Valores históricos: reflejan la historia y las huellas relevantes que han moldeado el paisaje.
- Valores de uso social: se refieren a cómo los individuos o colectivos utilizan el paisaje.
- Valores simbólicos: son aquellos paisajes con una carga simbólica significativa para la población local.
- Valores productivos: relacionados con la capacidad del paisaje para generar beneficios económicos.
Las políticas turísticas del futuro deben girar en torno a estrategias de preservación, integración y promoción del paisaje. Este constituye el entorno vital de las comunidades locales y es capaz de proporcionar experiencias basadas en la autenticidad del lugar. Un modelo turístico que se fundamente en los valores del paisaje fomenta la desestacionalización del turismo, incentiva el consumo de productos locales y promueve una ética basada en relaciones humanas auténticas.
Además, una política turística sensible al paisaje debe poder actuar en áreas degradadas, convirtiéndolas en espacios de calidad mediante, por ejemplo, la creación de fondos específicos que financien su recuperación. El paisaje, como recurso turístico de primer orden, debe ser gestionado no solo como un recurso económico, sino también como un derecho.
En definitiva, el paisaje ofrece una perspectiva interesante para la creación de productos turísticos innovadores, que sean respetuosos con el territorio, menos concentrados y más equitativamente distribuidos. Tomemos como ejemplo los países europeos más avanzados, Suiza, Noruega, Austria o Escocia, sobresalen por su cultura territorial y su conciencia paisajística.
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