Más allá del vino: Enoturismo y la recuperación de la memoria sostenible
Enseñar a vivir. Lo que hoy nos ofrece una bodega de referencia es la memoria (perdida) de una vida integrada y fecunda. ¡Qué profundo!
Hoy, la sostenibilidad y la memoria que preserva una bodega son más relevantes que el propio vino. Vinos hay muchos; lo difícil es hacerlo mal. Lo que realmente nos interesa es lo que el vino significa, lo que nos enseña y lo que representa.
Que un viñedo sea ecológico, que acepte y fomente la biodiversidad, que reduzca la dependencia de productos fitosanitarios, que integre animales en la gestión del suelo y que siga los ciclos naturales de la luna con una visión homeopática, nos da certidumbre y confianza. Probablemente, porque nos muestra la posibilidad de recuperar un ecosistema que estábamos destruyendo. Y eso es lo que queremos: aprender a mirar el futuro con ilusión.
Si hace unas décadas nos impresionaban las grandes instalaciones de acero inoxidable que reflejaban productividad, hoy nos sentimos atraídos por la ganadería feliz que vive en casi-libertad.
Seguramente, hay un deseo inmediato de volver a ese mundo integrado y equilibrado. Para muchos jóvenes urbanos, es casi un mito de “cuentos de hadas”.
El enoturismo que realmente funciona es el que nos muestra la integración de la producción con los retos de la sostenibilidad. Algunos ya lo practican. Otros lo ven como entretenimiento, pero se equivocan: lo que se necesita es conocer proyectos que representen el futuro. Y el futuro del turismo pasa por este reto.
Oriol Pérez de Tudela, Vilabella, 24 d’Octubre 2024
