El mundo del turismo, como tantos otros, está experimentando una transformación profunda. El concepto tradicional de lujo, asociado a rituales y marcas específicas, está siendo redefinido por una nueva generación de consumidores que buscan experiencias más auténticas y personalizadas.
El lujo, hoy, es emoción, exclusividad y personalización. Los consumidores modernos, especialmente los más jóvenes, no se limitan a seguir las normas establecidas. Desean vivir experiencias únicas, que les permitan conectar emocionalmente con el producto y con el lugar. El «emoturismo» se convierte así en un escenario perfecto para ofrecer estas experiencias, alejándose de la rigidez de las degustaciones tradicionales.
El lujo lo definen estos parámetros:
- Tiempo
- Espacio
- Atención
- Exclusividad
- Estilo de servicio
La clave está en la personalización. Los consumidores de lujo buscan sentirse especiales, atendidos de manera individual. La atención personalizada, el espacio, el tiempo dedicado y la exclusividad son los pilares de una experiencia de lujo bien construida. Las empresas que quieran atenderlos deben adaptarse a esta nueva realidad, ofreciendo experiencias a medida que satisfagan los deseos y expectativas de cada cliente.
La generación millennial y la generación Z están redefiniendo el consumo de vino especialmente. Estos grupos, menos influenciados por las tradiciones, buscan experiencias inmediatas y gratificantes. Las bodegas deben adaptarse a este nuevo paradigma, ofreciendo experiencias memorables y utilizando herramientas de marketing innovadoras para conectar con ellos. La comunicación debe responde a los parámetros marcados por la marca y al lujo que desee trasmitir.
La autenticidad y la accesibilidad son otros elementos clave. Los nuevos consumidores desean una experiencia relajada, sin la presión de tener que demostrar un conocimiento experto. Las bodegas deben centrarse en la calidad del producto y en la creación de experiencias auténticas, en lugar de depender únicamente de la marca y el prestigio.
El verdadero lujo está en la conexión humana y en el contexto local. Descubrir un producto local en un entorno único que ofrece una experiencia mucho más rica y memorable. Esta conexión con el lugar y con las personas que producen el producto es lo que realmente valoran los consumidores modernos.
Los desafíos para los productores tradicionales son evidentes. La competencia es cada vez mayor, y los consumidores más jóvenes buscan nuevas experiencias. Los productores deben adaptarse a esta nueva realidad, ofreciendo propuestas más flexibles y personalizadas.
La importancia del relato, facilita la conexión con el cliente y como no su fidelización, muchos se preguntan si muchos productores saben construirlo, es parte esencial para posicionarse en la mente y en el corazón de los consumidores, como oímos en la mesa redonda del enésimo congreso de enoturismo, esta vez organizado por la UNWTO en Armenia Paul Wagner ofreció esta magnífica receta. Estos son los componentes esenciales:
“Personajes. No puedes contar una historia sobre una cosa, tienes que contar una historia sobre personas. Esa persona debe tener un problema, porque si no tiene un problema, no hay historia. Y luego, en tercer lugar, ese problema debe implicar un desafío, una lucha, un esfuerzo que lleve a un clímax y a una solución.
Si tu historia no tiene esos elementos, no estás contando una historia, solo estás hablando”.
El lujo ya no es uniforme, se ha diversificado y adaptado a las nuevas demandas de los consumidores. Hay tantos segmentos como tipologías de clientes. Ya no se limita a objetos materiales y marcas tradicionales, sino que abarca experiencias, valores y estilos de vida. Existen pues:
- Los consumidores de lujo tradicional valoran la historia, la artesanía y el estatus social asociado a marcas de renombre.
- Los amantes del lujo moderno buscan innovación, tecnología y diseños vanguardistas, buscan diferenciarse a través de lo último en tendencias.
- Los consumidores de lujo experiencial priorizan vivencias únicas y personalizadas, buscando momentos inolvidables y conexiones auténticas.
- Los compradores de lujo sostenible buscan productos y servicios que respeten el medio ambiente y se alineen con sus valores éticos.
- El lujo accesible o Luxury Soft, permite a un público más amplio disfrutar de marcas de prestigio, aunque en versiones más asequibles.
- El lujo digital se adapta a las nuevas tecnologías, ofreciendo experiencias exclusivas en el mundo virtual.
- El lujo del bienestar se centra en el cuidado personal y la salud, buscando equilibrio y armonía.
- El lujo personalizado ofrece productos y servicios totalmente adaptados a las necesidades y gustos individuales.
Los grupos sociales que consumen lujo son diversos: desde los ultra ricos que buscan lo más exclusivo y personalizado, hasta la clase media alta que aspira a marcas de lujo pero en versiones más accesibles. Cada grupo busca en el lujo algo diferente, ya sea estatus, experiencias únicas o bienestar, pero también la población con menos poder adquisitivo, también busca sus momentos de lujo, nadie quiere renunciar a esos momentos de bienestar y el lujo no siempre es una cuestión de precio o poder adquisitivo, sino del servicio percibido en el momento de consumir esa experiencia.
El lujo se ha convertido en un concepto mucho más amplio y flexible, adaptándose a las nuevas generaciones y a las tendencias sociales. Las marcas de lujo deben entender estas nuevas dinámicas para seguir siendo relevantes y conectar con los consumidores de hoy.
El lujo en el mundo del vino está evolucionando hacia un concepto más amplio y personal. Las empresas, las marcas, que quieran seguir siendo relevantes, deben adaptarse a esta nueva realidad, ofreciendo experiencias únicas y auténticas que conecten con los consumidores modernos. El futuro de muchos productos eno-gastronómicos pasan por la personalización, la sostenibilidad y la creación de conexiones emocionalmente significativas y relevantes.