Queridos lectores y amigos:
Hoy nos complace compartir uno de los míticos Diálogos de nuestro Co Joan Gou es del 2013, fue uno de los que mas ampollas levantó en la red Turismo 2.0, merece la pena recordarlo para poder tener perspectiva desde el presente.
Esperamos os guste
«Hacía tiempo que estos dos besugos no retomaban sus conversaciones (un hotelero y un agente de viajes). El primero suele convocar al segundo para tomarse un café y compartir un tiempo en la media tarde «arreglando el mundo».
Como es habitual y después de abrir el hotel, el agente recibe la llamada para concretar el encuentro. Llegado el día y la hora, después de un efusivo abrazo, saludos de rigor, repaso al tiempo, al invierno, al fútbol, y a la familia, sin más preámbulos y una vez servidos un par de cafés por el camarero dominicano, pasan directamente al asunto que los ha reunido: analizar sus principales preocupaciones, lo que los une en definitiva. Comparten un sector económico desde posiciones distintas aunque complementarias, aunque este último adjetivo no lo compartan plenamente. Pero no centraremos ahí sus diferencias.
La temporada no apunta bien y ambos lo saben. En ediciones anteriores, cada uno tenía identificados a los responsables, aunque no coincidieran. Pero esta vez, no tienen claro a quién colgarle el sambenito, por lo que la conversación no es tan tensa.
—¿Cómo lo ves? —dice uno.
—Mal —responde el otro—. Será una temporada complicada. Hace años, la base eran los TTOO, más agentes locales y particulares. Hoy esto ha cambiado sustancialmente: el peso del TTOO es casi irrelevante, el peso de los receptivos locales sigue en una línea estable, los particulares casi han desaparecido en parte porque ya son patrimonio de las online, sector que crece día a día.
Ellos, situados ya, convergen en que las online se están haciendo con el mercado. El hotelero no está satisfecho con los costes de distribución que conlleva operar con varias online, pero a la vez es impotente para reconducir la situación.
Empiezan a aparecer palabras en la conversación que no forman parte de los seminarios, discursos, evangelizaciones y demás panfletos que circulan por la sociedad mercantil. Hablan de mentir, miedo, seducción, paradigma, antes, después, ahora, tiempo, velocidad, asimilación, sentido común, orientación, básico, equilibrio, demanda, oferta, modestia, experiencia, conocimiento, contenido esencial, herramientas, y ahí, en «herramientas», encallan su conversación para centrarse en cómo las herramientas tecnológicas ocupan una relevancia y lugares que no les corresponden (según sus criterios y visión de la actividad). Coinciden en que todo se centra en las herramientas distributivas, pero no en la distribución. La finalidad no es satisfacer al cliente, sino aumentar ventas y ratios econométricos. Hablan con empleados de nueva acuñación en puestos que hace escasos días no existían, con unos lenguajes que ni entienden ni comparten, pero que a la vez necesitan, sin saber por qué. Les cuesta entender que han de estar pendientes cuantas más horas mejor en controlar las páginas HTML para modificar tarifas permanentemente. Han comprendido la sensibilidad del comprador (antes cliente) ante precios oscilantes, con la duda puesta en si son cosas de los portales o plataformas o de los mercados. Saben que están ante una parte de la verdad, pero no saben cuál, y ante esta disyuntiva, salta la alarma cuando aparecen los costes de distribución. A esto, el agente local receptivo se alegra y, mirándole a los ojos, diciéndole con sonrisa irónica incluida:
—Al fin soy comparable. Jamás me has pagado una comisión por venderte, y ahora te cuesta un ojo de la cara, con la desventaja de que con los jefes de estas «nuevas agencias» jamás te tomarás un café, porque ni sabes quién es, ni os importa.
A lo que el hotelero asiente con la mirada perdida en el horizonte mientras suelta aire. Se vuelcan ambos en el antes, las nostalgias afloran de nuevo, y es que ambos ya tienen una edad y mucha experiencia, pero coinciden en que con los cambios actuales de poco les sirve. Van terminando el café y por primera vez deciden poner fin a la conversación cordialmente, sin concretar nada, pero se miran fijamente y se dan un abrazo como diciendo que tengamos suerte, porque hoy por hoy, sabiendo cuál es el problema, no tenemos la solución. Pero aunque la tuviéramos, probablemente no podríamos aplicarla, porque este negocio que fue tuyo y mío ya no lo es. Lo que es peor, tampoco sabemos de quién es.
Pero esta fue su conversación, y así se la cuento, con la esperanza de que en el próximo café que se tomen ya tengan algunos de los puntos opacos despejados. De no ser así, el ímpetu y la fuerza que el sector turístico invierte en herramientas de distribución y comunicación solo servirán para productos obsoletos, puesto que el producto en sí, bien sea destino o establecimiento, está estancado. Se están centrando todos los esfuerzos y recursos en cantidad, pero no en calidad, y este resultado sí que todos conocemos cuál es.
Saludos cordiales desde la Costa Brava, feliz temporada a todos.
Joan Gou Lloret de Mar 4 de Junio 2013
No estaría nada mal ver hacia donde hemos avanzado en estos 11 años, todos vuestros comentarios serán muy bienvenidos.