María José Anía

A María José la conozco desde mi más tierna infancia, mi madre era la “señora del hogar” en casa de sus padres y desde muy pequeño, al salir del colegio, pasaba muchas horas ayudando en lo que podía a mi madre o haciendo recados para la suya, Lo cierto es que para mi familia ellos han sido siempre una segunda familia, sus padres hicieron las veces de mecenas o protectores y siempre he dicho que si soy como soy es en gran parte a ellos, en especial a la Sra. Carmen, su madre.

María Jose siempre fue una mujer inquieta, atrevida, adelantada a su tiempo, era la “rebelde” de la familia, quizás porque desde muy joven voló fuera de casa. Mi madre siempre decía que era igual a su abuela paterna, la que cuidó hasta su fallecimiento, allá en Calatorao, mi madre admiraba su elegancia, su sencillez, su discreción y la capacidad de hacer sonreír a los demás y sobre todo su determinación y valentía.

Yo admiraba con envidia que fuera a vivir una temporada a Londres o que se fuera de “au pair” a los Estados Unidos o más tarde a hacer de monitora a unos campamentos del mismo país, era mi ídolo. 

Mi admiración fue creciendo cuando años más tarde fue adjunta a dirección en el Patronat de Turisme de Barcelona, la génesis de lo que hoy es Turisme de Barcelona. Luego dirigió la empresa BGB-Barcelona Guide Bureau, una empresa puntera, admirada y respetada a partes iguales y que contribuyó al éxito turístico de la ciudad, atendiendo un turismo de más calidad y a la fidelización del mismo a buen seguro, fueron unas de las empresas que contribuyó al éxito turístico de la ciudad.

Luego estudió periodismo, se especializó en turismo accesible y hoy nos congratulamos de colaborar juntos en un proyecto que nos apetece a los dos. No puedo sentirme más orgulloso ni más halagado, para mí es un honor. 

¿Su canción favorita?
Libre te quiero, de Amancio Prada.

¿Una película?
Maixabel, de Icíar Bollaín. La he visto hace poco y me parece tan bella como necesaria.

Un libro.
Cualquiera de Stephan Zweig, por su profundo conocimiento del ser humano.

Un restaurante.
Sambucus, en el mercado municipal de Manlleu: comida saludable, local tranquilo y proyecto cooperativo. Tiene alma.

Su plato favorito.
Pescado al horno.

¿Quién cocina en su casa?
Me encanta cocinar, para mí y para los demás.

Una bebida.
Una copa de buen vino tinto.

¿Un personaje que le ha marcado la vida?
Anna Frank. A mis 13 años la lectura de su diario me marcó profundamente.

El último viaje que ha realizado.
Cantabria.

El mejor sitio de su comarca.
El Museu Episcopal de Vic.

¿Y de su país?
Las calas de Menorca.

¿Y del mundo?
El desierto. Pasar allí la noche bajo la bóveda estrellada es una experiencia hermosísima.

Un lugar donde nunca llevaría a nadie.
A una discoteca, por ejemplo.

¿Con qué político o personaje público le gustaría cenar?
Con Pepe Múgica, el expresidente de Uruguay.

¿Con quién nunca se tomaría una copa de vino?
Con un exalcohólico rehabilitado.

¿Con quién le gustaría realizar un gran viaje?
Con mis hijas.

¿Para qué sirve la TV?
Para idiotizar, para entretener, para aprender… depende del programa.

Un programa de TV.
Días de cine, en la 2 de RTVE.

¿Y de radio?
Un libro una hora, en la SER

¿Cuál es el último regalo que le han hecho?
Un abrazo.

¿A qué hora se levanta?
Siempre que puedo, cuando me despierto. ¡Es un lujo evitar el despertador!

¿Y qué es lo primero que hace, fuera de la cama?
Estirarme y sonreír agradecida por un nuevo día.

Una palabra que le guste.
Penumbra. Suena muy bien y me encanta su significado, a medio camino entre la luz y la oscuridad.

¿La última vez que fue a misa?
Durante un breve retiro en el monasterio benedictino de Vallbona de les monges.

Un insulto.
No tengo predilección por ninguno.

Un olor.
El que desprende una higuera a finales del verano.

Una manía.
Fijar la mirada en las manos y las uñas de la gente.

Un personaje histórico.
María Moliner, me parece admirable la gesta de su diccionario.

Un hobby.
Hacer mermeladas, sobre todo la de moras.

Un lema.
No vemos las cosas como son, las vemos como somos.

¿Qué le saca de quicio?
La prepotencia.

¿Qué le hace reír?
Las comedias de Goldoni.

¿Y llorar?
Los documentales sobre el holocausto nazi.

¿Qué deporte practica?
Natación y senderismo.

¿Qué idiomas habla?
Catalán, castellano, inglés y francés.

¿Cuál es su peor pesadilla?
El abuso de poder en forma de maltrato o tortura.

¿Cuál es la pesadilla que se ha hecho realidad?
El naufragio de una patera.

¿Qué tiene en la mesita de noche?
Varios libros y unas gafas de leer.

¿Qué se llevaría a una isla desierta?
La enciclopedia británica (por llevar algo ligero…)

¿Qué haría si le dijeran que mañana será su último día de vida?
Organizar una gran fiesta de despedida.

¿Qué repetiría si volviera a tener 20 años?
Las ganas de viajar y de conocer mundo.

¿Y qué no repetiría?
La vanidad propia de la inexperiencia.

¿Qué hace con una llamada perdida de un número desconocido?
Ignorarla.

¿Qué quiere conseguir con su colaboración en Colmenero & Co.?

Aportar algo al proyecto que me haga sentir bien.

¿Cómo se imagina el turismo en el futuro?
Me gustaría imaginarlo más responsable, más inclusivo y más sostenible.

¿Dónde espera estar dentro de cinco años?
No lo sé, tiendo a vivir el día a día.

En marketing es vital ponerse en la piel de nuestros clientes, saber que necesitan, pensar como podemos satisfacer sus necesidades, pero cuando estos usuarios no tienen las mismas capacidades que tu creo que la empatía con ellos tiene una dificultad extra. 

Siempre escuchaba boquiabierto, como preparaba las visitas a los museos para personas invidentes o como preparaba una estancia en Barcelona para un cliente muy parecido como el de la película «Intocable», sé que hay que tener sentido y sobre todo mucha sensibilidad. A María José no le falta ni una cosa ni otra.

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